En el liderazgo tratamos de influir positivamente en otros, pero todo empieza por autoliderarnos. Nadie tendrá interés en seguirme, o escucharme, si yo mismo no creo en mi lo su suficiente como para considerarme digno de ser seguido. Hablo de un proceso que empieza temprano en nuestras vidas, no cuando llegamos a ocupar una posición o los atributos del poder formal en los niveles bajos, medios o altos de una organización.
En todo caso la posición nunca asegura influencia, si no me he esforzado por ser digno de ser seguido por mí mismo y por otros. ¿Cómo se expresa ese temprano proceso? En nuestra actitud, es decir en el comportamiento que repetimos consistentemente en todo contexto.
Escuchando recientemente a Wayne Cordeiro y Todd Duncan, dos extraordinarios líderes y autores, me di cuenta de la necesidad de revisar periódicamente mi actitud como líder y formador de líderes.
Es una gran responsabilidad formar a otros, pero es una tremenda irresponsabilidad compartir con otros si dejamos de aprender. No obstante, el que deja de aprender deja de liderar. Necesitamos examinarnos, y autocorregirnos. Si usted quiere realmente tener la actitud de un líder auténtico, saludable y efectivo, usted necesita dominar con maestría las siguientes cuatro claves (Introduciremos una clave cada semana en este espacio).
Deseo compartir con usted la primera de cuatro claves indispensables para ser un líder auténtico. Estaré presentando una por semana en este mismo blog:- Apunta al blanco correcto
¿A qué le apuntas en tu vida? ¿Cuál es tu meta? Si pudieras identificar una sola cosa que impulsa tu vida, ¿qué sería? En la película City Slickers (Vaqueros de ciudad en español) tres amigos de New York se van de vacaciones a un rancho en el Oeste, donde aprenderán a enlazar, montar y arrear ganado. El capataz del arreo es un verdadero vaquero con el nombre de Curly; es un sabio solitario y el último de una raza en extinción.
Un día, mientras están en la pradera, Curly habla con Mitch, un vendedor de publicidad radial de mediana edad quien está desencantado con su vida en su trabajo y en casa.
«Un vaquero lleva un estilo de vida diferente», entona el duro Curly. «Cuando todavía había vaqueros. Son una raza en extinción. Aún significa algo para mí, sin embargo. En un par de días, trasladaremos a esta manada cruzando el río, los llevaremos a través del valle. Ahhh», se ríe suavemente, «no hay nada como conducir la manada».
«Lo ves, eso es grandioso», gorjeó el poco curtido Mitch. «Tu vida tiene sentido para ti». Curly se ríe sinceramente, y Mitch solo lo mira confuso.
En este punto el sabio Curly llega al corazón de estos empresarios de mediana edad.
-«Todos ustedes vienen aquí a la misma edad. Los mismos problemas. Pasan cincuenta semanas al año haciéndose nudos en sus sogas. Luego piensan que las dos semanas aquí se los desatarán. Ninguno de ustedes lo entiende».
Los dos hombres quedan en silencio bajo el peso de estas palabras.
Curly continúa: «¿Saben ustedes cuál es el secreto de la vida?»
- «No, ¿Cuál es?»
Curly levanta su curtida mano y parece apuntar hacia el cielo.
-«Esto».
- «¿Tu dedo?»
Todavía apuntando, Curly dice: «Una cosa. Solo una cosa. Apéguense a ella».
-«Eso es grandioso, pero ¿qué es esa cosa?» instiga Mitch ávidamente, preguntando de parte de todos nosotros.
Curly se inclina y dice: «Eso es lo que ustedes deben averiguar».
Si usted pudiese apuntar a una sola cosa que dé propósito a su vida, ¿Cuál sería? ¿Qué elegiría para enfocarse, para hacer de ello su primera prioridad y su meta final? No olvide esto usted puede tener una visión que le indica a donde ir, pero sin propósito, olvidara constantemente porque lo está haciendo, porque debe cumplir la visión.
Eche un vistazo a la siguiente lista y decida honestamente:
- Dinero
- Fama
- Prestigio
- Poder
- Prominencia
- Ser el mejor
- Deportes/recreación
- Independencia económica/seguridad
- Éxito en los negocios o en el ministerio
- Familia y matrimonio
- Paz
- Dios.
Al inicio de mi conversión, veinte años atrás, mi elección y prioridad fue Jesús. Pero por alguna razón, sin darme cuenta, aunque le servía en la iglesia, el ministerio y dondequiera que iba Él se fue desplazando del primer lugar.
Tratando de servirle a Él, había dejado de buscarle. Me empezó a impulsar la costumbre y la religiosidad, empecé a sentir temor por el futuro, y eso sesgó mi perspectiva en la vida. Luchaba con periódicas punzadas de ansiedad, y era fácilmente distraído mientras trataba de hacer las inversiones correctas para mi futuro, constantemente observando los indicadores del presente en lugar de al dueño de mi vida y futuro.
CUANDO APUNTAMOS MAL, PERDEMOS EL PROPÓSITO DE LA VIDA
Tuve que volver a mi lista de prioridades. Solo pude volver al camino correcto cuando decidí regresar a mi primer amor, mi verdadera meta en la vida, Jesús. Cuando mi perspectiva estuvo firmemente en su lugar, así también estuvo mi corazón para lo que Dios me había llamado a realizar. Todo depende de a qué le apuntas. Cuando apuntamos al blanco equivocado la vida misma llega a ser evasiva. Asegúrate de estar apuntando al blanco correcto. Mantén tu perspectiva claramente enfocada en el blanco, y frecuentemente verifica doblemente para asegurarte que ese es el blanco correcto.
Tómese un tiempo ahora. ¡Deje de remar por la vida frenéticamente y averigüe si todavía va en la dirección correcta! ¿Cuál es esa sola cosa?
Las Olimpiadas Especiales son una maravillosa organización que anima a niños y adultos con necesidades especiales de aprendizaje o discapacidades físicas a competir en eventos atléticos. Los eventos de pista y campo a menudo son emocionantes oportunidades para sorprenderse por las expresiones de vida más modestas y auténticas.
Sucedió una de las carreras. Pequeños niños de entre 8 y 12 años se reunieron en la línea de partida. Algunos estaban en sillas de ruedas, otros con abrazaderas, y todos estaban llenos de anticipación. Los padres y los parientes colmaban las gradas, cada uno animando a su hijo con una exuberancia que en comparación haría ver pálido el celo de los fanáticos de las Series Mundiales.
El juez de salida disparó su pistola al aire. ¡Salieron! El supremo esfuerzo de cada niño tocaba el corazón de todos los presentes. Había niños con muletas, laboriosamente controlando sus miembros. Niños con síndrome de Down corrían al lado de aquellos con abrazaderas en sus piernas. Una niña en silla de ruedas había dado vueltas su silla, motorizándose en reversa con su pequeño pie para darse más velocidad.
Pronto, sin embargo, ella comenzó a virar fuera de curso, y no tardó mucho en terminar contra las gradas. Imposibilitada de liberarse de esta dificultad, comenzó a pedir ayuda. Un niño discapacitado y otro con síndrome de Down escucharon sus ruegos. Corrieron hacia donde ella estaba, dieron vuelta su silla y comenzaron a empujarla hacia la meta.
En medio de los gritos de alegría y júbilo, el pequeño grupo de rescate cruzó la línea. Su objetivo no era necesariamente terminar primero. Verás, ellos pensaban que su meta era ver que todos pudieran cruzar la línea, y eso requirió de la ayuda de todos los niños involucrados.
¿Qué has sido llamado a hacer con tu vida? Si tuvieses que escribir en un párrafo una declaración de tu misión personal, ¿qué diría? Si no estás seguro de cuál es tu asignación en la vida, entonces ¿cómo sabrás qué oportunidades debes aceptar y cuáles debes rechazar? Como el Gato le indicó a Alicia, si no sabes hacia dónde vas cualquier camino te llevará allí.
Sintiendo que mi enfoque era difuso, me senté y forjé lo que yo sentía que era la dirección y asignación para mi vida. Sobre esta declaración se apoyarían todas las actividades de mi vida y profesión. Me ayudaría el decidir a cuáles actividades diré sí y a cuáles diré no. Esta declaración actuaría como un dispositivo interno de dirección para guiarme en la carrera que fue preparada para mí. Aquí está esa declaración:
Modelar y comunicar la verdad de manera que inspire carácter, equipe líderes para que vivan y lideren saludablemente, mejoren sus capacidades y competencias e influencien positivamente a otros.
¿Hacia dónde le lleva su ruta? ¿Sabes dónde quiere terminar? Si sabe estas cosas, entonces está bien en el camino hacia el éxito. Si no, entonces tómese unos minutos, incluso unos días, para descifrar su misión personal.
Conteste esta pregunta que cambiará su vida: ¿Qué he sido llamado a hacer con mi vida?
Una actitud que atrae el éxito comienza conociendo qué oportunidades aceptar y cuáles rechazar. De esta manera comenzará a desarrollar una vida que responda al llamado diario que pesa sobre su vida. Recuerde, primero apunte al blanco correcto. ¿A qué le está apuntando? ¿Cuál es tu meta? Esto determinará la carrera que correrá.
Nos encontraremos acá la próxima semana con la segunda clave que necesitamos para desarrollar la actitud correcta de un líder auténtico: saludable y efectivo.
Hasta pronto,
Juan Carlos Flores Zúñiga
COACHING EN TRANSICIONES