Hace diecisiete años, cuando empezaba como consultor y coach en liderazgo saludable y efectivo, uno de los primeros principios que descubrí sobre el cambio y las transiciones fue que “lo que te trajo hasta aquí no te llevará hasta allá”.
En otras palabras, cuando tenemos éxito en cualquier aspecto de la vida adoptamos tácitamente la creencia de que la metodología que nos llevó a lograrlo seguirá funcionando siempre ante cada nuevo desafío para alcanzar nuestras metas y sueños. Nada más lejano de la realidad. Los principios pueden no variar, pero los métodos cambian siempre.
Hacer una y otra vez lo mismo, aunque no produzca resultados positivos, es la definición de “insanidad”. Esto equivale a golpear una y otra vez la misma piedra pensando que vamos a obtener diferentes resultados. Lo mismo que te sirvió para cumplir tus metas y sueños en un determinado momento se vuelve con el tiempo un impedimento para nuevas metas y sueños.
Es justamente lo que confirmó el conocido coach ejecutivo Marshall Goldsmith cuando publicó en el 2007, su clásico libro “What Got You Here Won’t Get You There,” (en español se tituló “Un nuevo impulso”) donde compartió 20 hábitos que la gente exitosa intencionalmente evita practicar para que nos les impidan crecer y cumplir sus metas y sueños.
En palabras del propio autor “Su esfuerzo constante está dando resultados, le va bien en su campo de acción. Pero hay algo que se interpone entre usted y el siguiente nivel de logro. Tal vez sea solo uno de sus irritantes malos hábitos. Tal vez un pequeño defecto – un comportamiento que usted raramente reconoce – es lo único que le impide transformarse en quien usted desea ser.”
De los veinte hábitos identificados por Goldsmith que impiden cumplir efectivamente nuevas metas y alcanzar nuevos sueños he seleccionado siete que son cruciales de acuerdo con mi experiencia personal y profesional como coach en liderazgo. Tenlos muy presentes para este nuevo año 2022.
Hábito No. 1: Ganar demasiado
Este es el problema conductual más común entre la gente exitosa. Hay una línea delgada entre ser competitivo y sobre competitivo. De hecho, existen períodos en nuestras vidas cuando ganar realmente importa.
Pero hay otros períodos en que ganar, cuando a nadie realmente le importa, es motivo de alarma. Ganar demasiado muestra virtualmente otro problema de comportamiento subyacente. A modo de ilustración, si argumentamos demasiado, es porque queremos que nuestro punto de vista prevalezca a toda costa.
El menosprecio de las opiniones y posiciones de otras personas es nuestra manera furtiva de posicionarnos por encima de ellos. Cuando ignoramos a la gente lo que estamos haciendo es ganar a costa de que los demás desaparezcan.
Hábito No. 2: Agregar demasiado valor
A la gente exitosa le cuesta escuchar a otras personas cuando su conocimiento y comportamiento los ha llevado a posicionarse en un lugar de influencia. Más suben en la escalera del liderazgo, más necesitan contribuir a que otras personas triunfen y dejar de enfocarse en ganar solo para su propio beneficio. Esto significa monitorear de cerca como motivar a otros.
Si usted descubre que cuando le dice a alguien “Gran idea”, luego lo acompaña de “pero” o “sin embargo,” trate de limitar su respuesta a la idea. Mejor aún, respire hondo antes de hablar y pregúntese si lo que está a punto de decir es valioso.
Hábito No. 3: Juzgar a los demás
Hay un momento apropiado para ofrecer su opinión en una discusión típica. Pero no es apropiado juzgar cuando pedimos a las personas, específicamente, que ofrezcan su opinión sobre nosotros.
Trate de hacer lo siguiente: Por una semana trate toda idea ajena que se cruce en su camino con completa neutralidad. No tome partido. No exprese una opinión. Si usted descubre que no es capaz de decir solamente “gracias”, comunique un inocuo “Gracias, no había considerado eso” o “Gracias, me ha dado algo en que pensar”.
De esta manera reducirá significativamente el número de argumentos sin sentido en el trabajo o el hogar.
Hábito No. 4: Hacer comentarios destructivos
Usted puede considerar como tales esos cortantes comentarios sarcásticos que recorren el espectro desde una desconsiderada ofensa hasta comentarios sobre cómo alguien luce – “Linda corbata” (con una sonrisa de suficiencia)
La siguiente es una regla para revisar lo que va a decir antes de hablar
- ¿Este comentario ayudará a nuestros clientes?
- ¿Este comentario ayudara a nuestra organización?
- ¿Este comentario ayudara a la persona con la que estoy conversando?
- ¿Este comentario ayudara a la persona a quien me estoy dirigiendo?
Hábito No. 5: Empezar con “no”, “pero” o “sin embargo”
Cuando usted inicia una oración con alguna de esas palabras, sin importar cuan amistoso sea su tono de voz, el mensaje a la otra persona es: Usted está equivocado.
Deje de tartar de defender su posición y comience a monitorear cuantas veces usted inicia sus declaraciones con esas tres palabras. Ponga especial atención a las veces cuando usted usa esas palabras en una frase u oración: “Eso es cierto, sin embargo…” (significado: Usted no piensa que eso sea cierto) o la tan común frase de apertura, “Si, pero…” (significado: Prepárese para ser contradicho)
Hábito No 6: Hablar cuando estás enojado
Cuando usted es una personal emocionalmente volátil, y lo usa como parte de su comunicación en una posición de autoridad o influencia crea un estigma como alguien irritable y explosivo que lo seguirá toda su vida.
Goldsmith comparte en su obra una antigua parábola budista sobre un pescador que se encuentra en su bote navegando, cuando otra embarcación se dirige hacia la suya. El pescador preocupado le grita a la otra lancha, pidiéndoles a gritos que cambien de rumbo y aun así las embarcaciones colisionan. Solo entonces el pescador se percata de que la otra lancha estaba vacía. La lección de la historia es que “nunca hay nadie en la otra lancha, siempre estamos gritándole a una embarcación vacía”.
Lo mejor es morderse la lengua antes dejar que el enojo tome control de lo que quieres comunicar … “si permaneces callado, no puedes quedar como un tonto, ni generar enemistad con alguien más”.
Hábito No 7: Dar excusas
En ocasiones justificamos nuestros comportamientos nocivos como parte de nuestra personalidad o ser esperando que los demás lo acepten sin problema. O sencillamente, transferimos la responsabilidad otras personas.
Ejemplo de ellos, es cuando excusamos nuestra forma de manejar antisocial culpando al tránsito vehicular, a un asistente o colaborador, o transfiriéndolas hacia algo o a alguien más, pero nunca admitiendo nuestra responsabilidad por el comportamiento directamente.
A veces de manera sutil, proyectamos autocríticas sobre nuestra tendencia habitual a la impuntualidad, a procrastinar, perder el control del temperamento, comunicando a quienes nos rodean “Así soy yo”. Pero, no hacemos nada al respecto.
Dar excusas continuamente por nuestra conducta nos impide crecer, cumplir nuestras metas y alcanzar nuestros sueños.
Observe su patrón de comportamiento y lo que comunica y pregúntese ¿por qué actúa? ¿Cuál es la razón de fondo para no asumir responsabilidad por su vida y lo que hace?
Cada uno de los siete hábitos compartidos son comportamientos que repetidos periódicamente terminan formando patrones tóxicos que destruyen sus posibilidades de éxito en la vida. Sea intencional al evitarlos este 2022.
MA. Juan Carlos Flores Zúñiga, CPLC, ACC
COACHING EN TRANSICIONES