Dos disciplinas profesionales entre las que se ha creado un falso antagonismo son el coaching y la mentoría. Ciertamente, guardan importantes diferencias entre sí que deben ser respetadas, pero en términos del desarrollo de una vida y liderazgo saludable y productivo el impacto de ambas es crucial, aunque complementario.
Mientras el coaching se orienta en las tareas y ayuda al cliente a alcanzar su máximo potencial, la mentoría se centra en la transmisión de conocimientos y habilidades para ayudar al mentorizado a crecer. En el presente artículo el coach y mentor profesional certificado, Juan Carlos Flores Zúñiga, nos acerca al origen y función de éstas disciplina que no son excluyentes entre sí.
Muchas
sociedades tribales aun hoy comparten una práctica ancestral que nuestra
sociedad civilizada apurada por soluciones instantáneas ha venido eliminando gradualmente:
la mentoría. Es común acceder en lecturas antropológicas y documentales
naturalistas a la visión de ancianos sabios que tutelaban el desarrollo de los
más jóvenes desde temprana edad, preparándolos unas veces para sus deberes
intelectuales y de liderazgo, y otras veces para los espirituales.
La
pérdida gradual de esta práctica en la historia se explica, en parte, por
nuestra cultura occidental enfocada más al individualismo, la competencia, y el
desprecio por la historia y los progenitores. Los ancianos con creciente
frecuencia son separados de sus familias cuando se convierten en un
significativo costo de manutención para la familia nuclear. Perdemos la
conexión con el pasado y el aprendizaje realizado.
No
hablo de nostalgia o fantasías, sino sencillamente, de nuestra incapacidad para
aceptar que nuestros mayores nos tienen y pueden enseñar algo que desconocemos.
Pasa en el mundo secular y pasa en el espiritual. En lugar de tender puentes,
ampliamos el abismo al impulsar, por ejemplo, cambios paradigmáticos
seguramente necesarios, pero imponiendo en lugar de negociar, alienando
sectores en lugar de incluir.
Soy
consciente de que todo proceso de cambio tendrá oposición, sin importar cuán
bien se dirija, pero nuestra actitud como líderes debe ser correcta, sabia,
inteligencia, santa. No debemos despreciar a nadie, ni condenar a nadie.
Indistintamente
del ámbito donde sirvamos, el propósito se pierde si nos concentramos solo en
un negocio que busca resultados numéricos. Las personas son el activo
fundamental de las organizaciones y su razón de ser, fines, no medios, por lo
que necesitamos cambiar respetando el proceso.
NECESITAMOS
MENTORES Y COACHES
Personas
que nos escuchen, pero a quienes escuchemos. Que ojalá sean más maduros y
experimentados que nosotros para ganar perspectiva, y que no teman decirnos lo
que piensan al tiempo que confiamos en ellos tanto que no nos lastiman con la
verdad.
Temprano
en mi vida busque mentores, aun antes de conocer a Jesús, siempre personas
mayores, más experimentadas, que me aconsejaran, que respondieran mis
preguntas. Los escuche, aunque no siempre tome sus recomendaciones al pie de la
letra, pero cuando tome una decisión sabia el riesgo implícito y muchas de las
potenciales consecuencias.
Con
el tiempo, "metí la pata", me equivoqué, y sin dudarlo pedí
perdón, y aprendí de mis yerros. Dios me ha bendecido con nuevos mentores,
mucho más experimentados, sabios y espirituales que yo, y no deja de estar
agradecido porque he aceptado que la mejor forma de agradecer su tiempo y
sabiduría es hacer lo mismo por otros.
Algunos
mentores hemos aceptado el complementario papel de "coaches" o
entrenadores de líderes en ascenso. Hay diferencias entre ser mentor y "coach",
pero nadie puede ayudar a equipar a otros más inexpertos que aquellos que han
pagado el precio del proceso, y que llevando cicatrices en sus cuerpos y sus
almas no se amargan, más se alegra de poder extender su tiempo y talentos a
otros que los necesitan. Cada vez más encuentro mentores "coacheando"
líderes de distintos niveles, acelerando la curva del liderazgo y haciendo una
diferencia eterna.
Casi todas las
culturas han entendido que las experiencias dolorosas de la vida constituyen el
acervo más importante de un líder, especialmente con el paso de los años, y
cuando se aprende de ellas, se trate de dolor o de fracaso. Se puede asegurar
que más del 90% de los líderes exitosos en los negocios y en el sector social y
no lucrativo han fracasado mas veces de las que han tenido éxito.
Un
elemento que hace la diferencia en ese doloroso aprendizaje es la búsqueda
humilde e intencional de mentores o coaches por parte de líderes emergentes para
crecer en todos los aspectos: emocional, intelectual y espiritualmente.
Verán
en las sociedades antiguas era natural que el joven buscará personas mayores -
sabias y sensibles - que los guiaran en su paso a la madurez. En el occidente
esto fue una realidad hasta muy recientemente, pero las nuevas generaciones
desconocieron la autoridad y experiencia de sus mayores - en algunos casos por
razones justificadas - pero las sustituyeron por la anarquía de las drogas, la
vida sin propósito y el sexo sin limites.
Los
mentores y los coaches, aunque diferentes filosófica y
metodológicamente, traen disciplina a nuestra vida, hábitos efectivos que
si somos humildes para invertir tiempo en desarrollarlos nos van a permitir
crecer, pero también superar a los mentores como es el propósito de todos
aquellos que tutelan jóvenes con potencial de liderazgo.
Usted
como estudioso de la Biblia conoce la historia de Saulo - luego llamado Pablo -
y como un mentor Bernabé lo defendió delante del concilio de Jerusalén y le dio
la oportunidad de aprender de un líder mas maduro que el. Cuando llego el
tiempo Pablo siguió su camino y Bernabé sin amargura alguna discipuló a Juan
Marcos quien posteriormente escribo el evangelio de Marcos bajo la guía de
Pedro.
Es
notable que pese a que líderes influyentes e investigadores del liderazgo
reconocen la necesidad de contar tanto con mentores como coaches, una
característica común de quienes emergen con la ambición de ser líderes sea el
síndrome del "llanero solitario". Dios nos pide humildad
para aprender, y rechaza los corazones altivos. El liderazgo no es un servicio
de llaneros solitarios, sino de equipo. Líderes que admiro tuvieron mentores y
coaches de la calidad de Peter Drucker y Billy Graham porque con humildad e
intencionalmente buscaron tal apoyo en su formación. Investigadores del
liderazgo como Jim Collins buscaron a mentores y coaches como Drucker, Garner y
Blanchard.
Durante
la Cumbre Global de Liderazgo en Willow Creek, en Chicago, Collins compartió
sobre su encuentro en la Universidad de Stanford con Garner - ex secretario de
educación de los EUA - quien le interpeló diciendo "Porque no dejas de
buscar ser interesante en lo temporal, y buscar más bien interesarte
seriamente en lo eterno".
DIFERENCIAS
ENTRE LA MENTORÍA Y EL COACHING
Quiero
hacer notar que la mentoría tiene su lugar en el coaching, y viceversa, pero,
aunque ambas son disciplinas formativas, su enfoque difiere. En forma sencilla,
mientras la mentoría se enfoca en compartir la sabiduría y experiencia de un
mentor en una determinada especialidad a una persona que lo busca para
aprender, para recibir una perspectiva diferente, en el coaching, se parte de
que quien busca ayuda tiene ya la mayoría de las respuestas a sus problemas y
desafíos.
El
mentor comparte de su bagaje, el coach se abstiene de imponer su bagaje, y
asume que su cliente conocer mejor su problema y lo que desea hacer. Una
disciplina es más unidireccional, la otra es más empoderadora.
Ha
habido ocasiones durante un proceso de coaching en que he cambiado de coaching
a la modalidad de mentoría de común acuerdo con el cliente y porque esto es lo
que la persona necesita. E incluso he tenido casos en que he referido
un cliente a un consejero profesional porque realmente lo necesita.
Puedo
brindar coaching a alguien siempre y cuando pueda asumir responsabilidad por su
vida y actuar al respecto. Si la persona esta tan herida que no
puede actuar o la persona enfrentar serias heridas del pasado es de incumbencia
de un consejero profesional. Si la persona no se puede levantar por
la mañana porque está deprimida no voy a brindarle coaching porque el coaching
asume que el cliente está razonablemente saludable y puede tomar
acciones. Por lo tanto si se presentan disfunciones el coaching no
puede diagnosticarlas o determinar lo que está mal en usted. Eso no es lo que
ofrece el coaching.
En
cuanto a la mentoría, actualmente la sigo brindando. Con uno de mis clientes
estoy trabajando sobre las prioridades. La razón por la cual hice cambio de
coaching a mentoría en el caso de este cliente se debe a que el cliente quiso
reconstruir su vida sobre bases bíblicas y tiene tan poco conocimiento del
fundamento bíblico y su aplicación que la mayoría de nuestras sesiones incluyen
meditar sobre lo que la Biblia realmente dice sobre temas cruciales en la vida.
Por ejemplo, cual es el lugar de prioridad que su esposa ocupa en relación con su
empresa o negocio. En las situaciones donde el conocimiento es un problema
la mentoría es mucho más efectiva que el coaching porque este último no se
ocupa de transmisión y procesamiento de conocimiento.
Por
supuesto que hay muchas situaciones que emergen en el coaching donde la persona
carece de conocimiento sobre asuntos claves. En esos casos le
pregunto al cliente ¿Dónde cree que pueda encontrar la
respuesta? ¿Con quién puede hablar al respecto? ¿Qué puede leer?
¿Dónde puede acudir? Y entonces el cliente viene con una idea que el
mismo ha descubierto y la trae a la sesión para trabajarla. Pero mi
postura fundamental en esto es ver en esta persona lo que ha recibido y
ayudarle a extraerlo.
TODOS
NECESITAMOS AYUDA
Un
mentor es alguien que ha pasado por experiencias mayores que las nuestras y ha
aprendido de ellas para ser efectivo y relevante. Su meta es reproducirse, pero
nunca en un clon, sino en un ser único sensible e inteligente que busque dejar
su huella, dejar un legado, que como dice el libro de Collins "pasar de
bueno a grande". No es suficiente dar buenos resultados, ser
productivo, ser eficiente. Lo que hagamos debe establecer un legado que nos
trascienda.
Un
verdadero líder necesita humildad y un sincero deseo de crecer saludablemente
para lo cual debe contar al menos con un mentor y un coach.
Conforme ganamos
perspectivas y rompemos el cerco del estancamiento en áreas de nuestra vida y liderazgo
mejoraremos en nuestras habilidades, experiencias, recursos y dones, porque al
buscar ayuda especializada estamos rompiendo con nuestra tendencia a la
mediocridad y contribuyendo a aumentar nuestra efectividad.
Esto
es cumplir los propósitos para los que fuimos creados. No se trata de fama, se
trata de significado eterno. Por eso repetimos siempre, quien deja de aprender,
quien deja de crecer, deja de liderar. Los mentores y los coaches son los
facilitadores de esa gracia y buen éxito en nuestras vidas. Sin mentores y
coaches nunca desarrollarás tu potencial, ni dejarás huella en esta tierra.
Hasta
la próxima
MA. Juan
Carlos Flores Zúñiga, CPLC, CSF, BSc.