martes, 2 de mayo de 2023

COACHING VERSUS MENTORING: Caras de la misma moneda

Dos disciplinas profesionales entre las que se ha creado un falso antagonismo son el coaching y la mentoría.  Ciertamente, guardan importantes diferencias entre sí que deben ser respetadas, pero en términos del desarrollo de una vida y liderazgo saludable y productivo el impacto de ambas es crucial, aunque complementario.

Mientras el coaching se orienta en las tareas y ayuda al cliente a alcanzar su máximo potencial, la mentoría se centra en la transmisión de conocimientos y habilidades para ayudar al mentorizado a crecer. En el presente artículo el coach y mentor profesional certificado, Juan Carlos Flores Zúñiga, nos acerca al origen y función de éstas disciplina que no son excluyentes entre sí. 

Muchas sociedades tribales aun hoy comparten una práctica ancestral que nuestra sociedad civilizada apurada por soluciones instantáneas ha venido eliminando gradualmente: la mentoría. Es común acceder en lecturas antropológicas y documentales naturalistas a la visión de ancianos sabios que tutelaban el desarrollo de los más jóvenes desde temprana edad, preparándolos unas veces para sus deberes intelectuales y de liderazgo, y otras veces para los espirituales.

La pérdida gradual de esta práctica en la historia se explica, en parte, por nuestra cultura occidental enfocada más al individualismo, la competencia, y el desprecio por la historia y los progenitores. Los ancianos con creciente frecuencia son separados de sus familias cuando se convierten en un significativo costo de manutención para la familia nuclear. Perdemos la conexión con el pasado y el aprendizaje realizado.

No hablo de nostalgia o fantasías, sino sencillamente, de nuestra incapacidad para aceptar que nuestros mayores nos tienen y pueden enseñar algo que desconocemos. Pasa en el mundo secular y pasa en el espiritual. En lugar de tender puentes, ampliamos el abismo al impulsar, por ejemplo, cambios paradigmáticos seguramente necesarios, pero imponiendo en lugar de negociar, alienando sectores en lugar de incluir.

Soy consciente de que todo proceso de cambio tendrá oposición, sin importar cuán bien se dirija, pero nuestra actitud como líderes debe ser correcta, sabia, inteligencia, santa. No debemos despreciar a nadie, ni condenar a nadie.

Indistintamente del ámbito donde sirvamos, el propósito se pierde si nos concentramos solo en un negocio que busca resultados numéricos. Las personas son el activo fundamental de las organizaciones y su razón de ser, fines, no medios, por lo que necesitamos cambiar respetando el proceso.

NECESITAMOS MENTORES Y COACHES

Personas que nos escuchen, pero a quienes escuchemos. Que ojalá sean más maduros y experimentados que nosotros para ganar perspectiva, y que no teman decirnos lo que piensan al tiempo que confiamos en ellos tanto que no nos lastiman con la verdad.

Temprano en mi vida busque mentores, aun antes de conocer a Jesús, siempre personas mayores, más experimentadas, que me aconsejaran, que respondieran mis preguntas. Los escuche, aunque no siempre tome sus recomendaciones al pie de la letra, pero cuando tome una decisión sabia el riesgo implícito y muchas de las potenciales consecuencias.

Con el tiempo, "metí la pata", me equivoqué, y sin dudarlo pedí perdón, y aprendí de mis yerros. Dios me ha bendecido con nuevos mentores, mucho más experimentados, sabios y espirituales que yo, y no deja de estar agradecido porque he aceptado que la mejor forma de agradecer su tiempo y sabiduría es hacer lo mismo por otros.

Algunos mentores hemos aceptado el complementario papel de "coaches" o entrenadores de líderes en ascenso. Hay diferencias entre ser mentor y "coach", pero nadie puede ayudar a equipar a otros más inexpertos que aquellos que han pagado el precio del proceso, y que llevando cicatrices en sus cuerpos y sus almas no se amargan, más se alegra de poder extender su tiempo y talentos a otros que los necesitan. Cada vez más encuentro mentores "coacheando" líderes de distintos niveles, acelerando la curva del liderazgo y haciendo una diferencia eterna.

Casi todas las culturas han entendido que las experiencias dolorosas de la vida constituyen el acervo más importante de un líder, especialmente con el paso de los años, y cuando se aprende de ellas, se trate de dolor o de fracaso. Se puede asegurar que más del 90% de los líderes exitosos en los negocios y en el sector social y no lucrativo han fracasado mas veces de las que han tenido éxito. 

Un elemento que hace la diferencia en ese doloroso aprendizaje es la búsqueda humilde e intencional de mentores o coaches por parte de líderes emergentes para crecer en todos los aspectos: emocional, intelectual y espiritualmente.

Verán en las sociedades antiguas era natural que el joven buscará personas mayores - sabias y sensibles - que los guiaran en su paso a la madurez. En el occidente esto fue una realidad hasta muy recientemente, pero las nuevas generaciones desconocieron la autoridad y experiencia de sus mayores - en algunos casos por razones justificadas - pero las sustituyeron por la anarquía de las drogas, la vida sin propósito y el sexo sin limites. 

Los mentores y los coaches, aunque diferentes filosófica y metodológicamente,  traen disciplina a nuestra vida, hábitos efectivos que si somos humildes para invertir tiempo en desarrollarlos nos van a permitir crecer, pero también superar a los mentores como es el propósito de todos aquellos que tutelan jóvenes con potencial de liderazgo.

Usted como estudioso de la Biblia conoce la historia de Saulo - luego llamado Pablo - y como un mentor Bernabé lo defendió delante del concilio de Jerusalén y le dio la oportunidad de aprender de un líder mas maduro que el. Cuando llego el tiempo Pablo siguió su camino y Bernabé sin amargura alguna discipuló a Juan Marcos quien posteriormente escribo el evangelio de Marcos bajo la guía de Pedro.

Es notable que pese a que líderes influyentes e investigadores del liderazgo reconocen la necesidad de contar tanto con mentores como coaches, una característica común de quienes emergen con la ambición de ser líderes sea el síndrome del "llanero solitario". Dios nos pide humildad para aprender, y rechaza los corazones altivos. El liderazgo no es un servicio de llaneros solitarios, sino de equipo. Líderes que admiro tuvieron mentores y coaches de la calidad de Peter Drucker y Billy Graham porque con humildad e intencionalmente buscaron tal apoyo en su formación. Investigadores del liderazgo como Jim Collins buscaron a mentores y coaches como Drucker, Garner y Blanchard.

Durante la Cumbre Global de Liderazgo en Willow Creek, en Chicago, Collins compartió sobre su encuentro en la Universidad de Stanford con Garner - ex secretario de educación de los EUA - quien le interpeló diciendo "Porque no dejas de buscar ser interesante en lo temporal, y buscar más bien interesarte seriamente en lo eterno".

DIFERENCIAS ENTRE LA MENTORÍA Y EL COACHING

Quiero hacer notar que la mentoría tiene su lugar en el coaching, y viceversa, pero, aunque ambas son disciplinas formativas, su enfoque difiere. En forma sencilla, mientras la mentoría se enfoca en compartir la sabiduría y experiencia de un mentor en una determinada especialidad a una persona que lo busca para aprender, para recibir una perspectiva diferente, en el coaching, se parte de que quien busca ayuda tiene ya la mayoría de las respuestas a sus problemas y desafíos.  

El mentor comparte de su bagaje, el coach se abstiene de imponer su bagaje, y asume que su cliente conocer mejor su problema y lo que desea hacer. Una disciplina es más unidireccional, la otra es más empoderadora.

Ha habido ocasiones durante un proceso de coaching en que he cambiado de coaching a la modalidad de mentoría de común acuerdo con el cliente y porque esto es lo que la persona necesita.  E incluso he tenido casos en que he referido un cliente a un consejero profesional porque realmente lo necesita.

Puedo brindar coaching a alguien siempre y cuando pueda asumir responsabilidad por su vida y actuar al respecto.  Si la persona esta tan herida que no puede actuar o la persona enfrentar serias heridas del pasado es de incumbencia de un consejero profesional.  Si la persona no se puede levantar por la mañana porque está deprimida no voy a brindarle coaching porque el coaching asume que el cliente está razonablemente saludable y puede tomar acciones.  Por lo tanto si se presentan disfunciones el coaching no puede diagnosticarlas o determinar lo que está mal en usted. Eso no es lo que ofrece el coaching.  

En cuanto a la mentoría, actualmente la sigo brindando. Con uno de mis clientes estoy trabajando sobre las prioridades. La razón por la cual hice cambio de coaching a mentoría en el caso de este cliente se debe a que el cliente quiso reconstruir su vida sobre bases bíblicas y tiene tan poco conocimiento del fundamento bíblico y su aplicación que la mayoría de nuestras sesiones incluyen meditar sobre lo que la Biblia realmente dice sobre temas cruciales en la vida. Por ejemplo, cual es el lugar de prioridad que su esposa ocupa en relación con su empresa o negocio.  En las situaciones donde el conocimiento es un problema la mentoría es mucho más efectiva que el coaching porque este último no se ocupa de transmisión y procesamiento de conocimiento.

Por supuesto que hay muchas situaciones que emergen en el coaching donde la persona carece de conocimiento sobre asuntos claves.  En esos casos le pregunto al cliente ¿Dónde cree que pueda encontrar la respuesta?  ¿Con quién puede hablar al respecto? ¿Qué puede leer? ¿Dónde puede acudir?  Y entonces el cliente viene con una idea que el mismo ha descubierto y la trae a la sesión para trabajarla.  Pero mi postura fundamental en esto es ver en esta persona lo que ha recibido y ayudarle a extraerlo.

TODOS NECESITAMOS AYUDA

Un mentor es alguien que ha pasado por experiencias mayores que las nuestras y ha aprendido de ellas para ser efectivo y relevante. Su meta es reproducirse, pero nunca en un clon, sino en un ser único sensible e inteligente que busque dejar su huella, dejar un legado, que como dice el libro de Collins "pasar de bueno a grande". No es suficiente dar buenos resultados, ser productivo, ser eficiente. Lo que hagamos debe establecer un legado que nos trascienda.

Un verdadero líder necesita humildad y un sincero deseo de crecer saludablemente para lo cual debe contar al menos con un mentor y un coach.

Conforme ganamos perspectivas y rompemos el cerco del estancamiento en áreas de nuestra vida y liderazgo mejoraremos en nuestras habilidades, experiencias, recursos y dones, porque al buscar ayuda especializada estamos rompiendo con nuestra tendencia a la mediocridad y contribuyendo a aumentar nuestra efectividad.

Esto es cumplir los propósitos para los que fuimos creados. No se trata de fama, se trata de significado eterno. Por eso repetimos siempre, quien deja de aprender, quien deja de crecer, deja de liderar. Los mentores y los coaches son los facilitadores de esa gracia y buen éxito en nuestras vidas. Sin mentores y coaches nunca desarrollarás tu potencial, ni dejarás huella en esta tierra.

Hasta la próxima

MA. Juan Carlos Flores Zúñiga, CPLC, CSF, BSc.

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