Siempre hay una alternativa para cualquier comportamiento ante la vida, ya sea que elijamos actuar sensatamente, es decir con madurez emocional, o reaccionar con emociones no reguladas como la ira y el enojo. La diferencia no es sutil, ya que nuestras reacciones tienden a causar mucho más daño, que cuando optamos por actuar lo que implica meditar y pedir consejo.
Con los años he aprendido que para tener una vida saludable y productiva debo aprender a diferenciar entre actuar y reaccionar. Cuando actuamos nos detenemos, preguntamos, reflexionamos, escuchamos, mientras que la reacción hace todo lo contrario. La primera es reflexiva, la segunda es temperamental.
Ahora, es importante aclarar que hay reacciones que produce nuestro cerebro debido a situaciones de vida o muerte. Las situaciones extremas como cuando estamos a punto de ser atacados físicamente o de sufrir una accidente de tránsito son necesarias. Han sido asimiladas por nuestro cerebro como un patrón de protección.
Pero, hay muchas otras reacciones que tenemos sin necesidad de una amenaza patente a nuestra seguridad y que responden a temores, e inseguridades no procesadas que nos ponen a la defensiva. A estas es a las que hay que ponerles más atención porque nuestro comportamiento depende principalmente de nosotros y no de las circunstancias externas.
Sin decir que sean las únicas quiero ofrecerle trece alternativas que separan a una persona con discernimiento de cuando actuar y cuando reaccionar, es decir un vencedor que actúa en lugar de un perdedor que reacciona:
TRECE ALTERNATIVAS
1. Cuando un triunfador comete un error, dice: “Me Equivoqué“, y aprende la lección.
Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue culpa mía” y responsabiliza a los otros.
2. Un triunfador sabe que la adversidad es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente víctima durante las adversidades.
3. Un triunfador sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo.
Un perdedor cree que existe la mala suerte.
4. Un triunfador trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo.
Un perdedor está siempre "muy ocupado" y no tiene tiempo ni siquiera para los suyos.
5. Un triunfador enfrenta los desafíos uno a uno.
Un perdedor rodea los desafíos y no se atreve a intentar.
6. Un triunfador se compromete, da su palabra y la cumple.
Un perdedor hace promesas, no se pone “manos a la obra” y cuando falla sólo se sabe justificar.
7. Un triunfador dice: "Soy bueno, pero puedo mejorar".
Un perdedor dice: “No soy tan malo como otros".
8. Un triunfador escucha, comprende y responde.
Un perdedor no espera que llegue su momento de hablar.
9. Un triunfador respeta a aquellos que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos.
Un perdedor se resiste a todos los que saben más y sólo se fija en sus defectos.
10. Un triunfador se siente responsable por algo más que Por su propio trabajo.
Un perdedor no se compromete y siempre dice: “Hago mi trabajo y ya es bastante”.
11. Un triunfador dice: “Debe haber una forma mejor de hacerlo. . .”.
Un perdedor dice: “Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho. No hay otra…".
12. Un triunfador es PARTE DE LA SOLUCIÓN.
Un perdedor es PARTE DEL PROBLEMA.
13. Un triunfador consigue "ver el bosque en su totalidad".
Un perdedor se fija sólo “en el árbol que le toca plantar".
Nuestro mundo divide a las personas en ganadores y perdedores según su pobre concepto del éxito. Medimos a las personas por un área en que han sido exitosos en detrimento de todas las otras áreas en que han fracasado. Celebramos al rico, al famoso, al poderoso, al victorioso, pero perdemos de vista que todo lo que han ganado es efímero, vano, y superficial.
Muéstreme un hombre o una mujer que saque adelante a su familia, su matrimonio, su vida sin atropellar o lastimar a los demás, y estaremos ante verdaderos héroes y heroínas. Han entendido que lo más importante es Dios, su hogar y su salvación. No podemos salvar al mundo sin tomar responsabilidad hacia lo que es importante, profundo y de valor eterno, y defenderlo con coraje, sin temor a lo que diga el mundo.
No obstante, solo tiene gracia y buen éxito quien se enfoca en lo importante y eterno, aun cuando el desánimo y el temor serán los enemigos regulares y debemos sobreponernos a ellos con fuerza y valor.
Debemos meditar en nuestros caminos, para no vivir una vida emocionalmente inmadura. Tendremos éxito en aquello que vale la pena, que cumpla una visión y un propósito más grande que nosotros. Por ello, actuemos, no que reaccionemos.
Juan Carlos Flores Zúñiga

Encuentro este artículo particularmente poderoso porque ciertamente la salud emocional y la espiritual no van de la mano y requieren mas intencionalidad del líder para madurar integralmente. Gracias
ResponderEliminarGanarle a nuestra reacciones es un esfuerzo diario pero nos ganan los patrones mentales y la ausencia de autorregulación emocional. Me parece por ello muy practicas sus ilustraciones de comportamientos alternativos que podemos ensayar hasta reeducarnos por completo.
ResponderEliminar