Siempre hay una alternativa para cualquier comportamiento ante la vida, ya sea que elijamos actuar sensatamente o reaccionar emotivamente. La diferencia no es sutil, ya que nuestras reacciones tienden a causar mucho más daño, que cuando optamos por actuar lo que implica meditar y pedir consejo.
Con los años he aprendido que, para tener una vida plena, saludable y productiva, se requiere aprender la diferencia entre actuar y reaccionar. Cuando actuamos nos detenemos, preguntamos, reflexionamos, escuchamos, mientras que la reacción hace todo lo contrario. La primera es reflexiva, la segunda es temperamental.
Sin decir que sean las únicas quiero ofrecerle trece alternativas que separan a un vencedor que actúa de un perdedor que reacciona:
TRECE ALTERNATIVAS AL FRACASO
1. Cuando un triunfador comete un error, dice: “Me Equivoqué “, y aprende la lección.
Cuando un perdedor comete un error, dice: “No fue culpa mía” y responsabiliza a los otros.
2. Un triunfador sabe que la adversidad es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente víctima durante las adversidades.
3. Un triunfador sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo.
Un perdedor cree que existe la mala suerte.
4. Un triunfador trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo.
Un perdedor está siempre “muy ocupado” y no tiene tiempo ni siquiera para los suyos.
5. Un triunfador enfrenta los desafíos uno a uno.
Un perdedor rodea los desafíos y no se atreve a intentar.
6. Un triunfador se compromete, da su palabra y la cumple.
Un perdedor hace promesas, no se pone “manos a la obra” y cuando falla sólo se sabe justificar.
7. Un triunfador dice: “Soy bueno, pero puedo mejorar”.
Un perdedor dice: “No soy tan malo como otros”.
8. Un triunfador escucha, comprende y responde.
Un perdedor no espera que llegue su momento de hablar.
9. Un triunfador respeta a aquellos que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos.
Un perdedor se resiste a todos los que saben más y sólo se fija en sus defectos.
10. Un triunfador se siente responsable por algo más que Por su propio trabajo.
Un perdedor no se compromete y siempre dice: “Hago mi trabajo y ya es bastante”.
11. Un triunfador dice: “Debe haber una forma mejor de hacerlo. . .”.
Un perdedor dice: “Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho. No hay otra…”.
12. Un triunfador es PARTE DE LA SOLUCIÓN.
Un perdedor es PARTE DEL PROBLEMA.
13. Un triunfador consigue “ver el bosque en su totalidad”.
Un perdedor se fija sólo “en el árbol que le toca plantar”.
Muéstreme un hombre o una mujer que saque adelante a su familia, su matrimonio, su vida sin atropellar o lastimar a los demás, y estaremos ante verdaderos héroes y heroínas. Han entendido que lo más importante son sus convicciones profundas, valores, hogar y propósito en la vida.
No podemos hacer una diferencia en este mundo sin tomar responsabilidad hacia lo que es importante, profundo y de valor eterno, y defenderlo con coraje, sin temor a lo que diga el mundo.
No obstante, sólo obtiene gracia y buen éxito quien se enfoca en lo eterno e importante reconociendo que el desánimo y el temor serán dos enemigos que siempre encontraremos en la vida diaria y se opone a ellos con fuerza y valor.
No hablo de llevar una vida legalista, y rígida sino de una vida en la que intencionalmente abrimos espacio para la reflexión y el aprendizaje, ejercitándonos con la mente y el corazón. No obstante, para ser un vencedor debemos dejar ser reactivos y empezar a actuar, asumiendo responsabilidad por nuestros actos diarios.
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zúñiga, MA, BSc., CPLC, CSF

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